viernes, 25 de mayo de 2012

*_comentario libro



DELIRIO DE NUEVA YORK - REM KOOLHAAS



Publicado en 1978, escrito por el arquitecto Rem Koolhaas, es una investigación histórica. A lo largo del mismo, el autor ofrece una mirada distinta de la que acostumbramos a recoger de la ciudad de la Gran Manzana, una mirada que trata de comprender la ciudad, antes de intentar darle forma.
Tal como sugiere el título, el análisis toma la forma del manifiesto, donde la reflexión y la investigación se unen y potencian. Por otra parte, sugiere la forma-tipo de consignas breves, muy característica en el comienzo de las vanguardias de principios del s. xx, por lo que parece cuerdo concebir una inspiración surrealista, vanguardia en la cual Manhattan parece encontrar su materialización. “Manhattan es un contra París, un anti-Londres”, en otras palabras, es un caso especial, o una lectura paralela de la nueva corriente conocida como Arquitectura Moderna y todo lo que ésta arrastra (CIAM), donde se concreta el surrealismo, pero éste tiene la ventaja de ser popular.
La investigación de este libro explica cómo durante el periodo entre guerras la sociedad neoyorquina tuvo un gran entusiasmo por la metropolización, exigiendo nuevas e inclusive descabelladas demandas, ante las cuales los arquitectos respondieron con virtuosismo.
Mediante hechos, fotografías, mapas y dibujos, Koolhaas irá interpretando las ‘piezas’ del puzzle que hacen que Manhattan sea a la vez que popular y surrealista, real. De ahí que el arquitecto sugiere que Manhattan reúne lo “ambicioso” con lo “popular”, generando una especie de “vanguardia popular”: el ‘manhattanismo’. Se establecen así estas piezas, porciones o ámbitos, tales como la referencia a lo popular, el papel de Coney Island -“Coney Island es un Manhattan embrionario”, el laboratorio donde se descubrió el irresistible poder de lo sintético, lo simétrico y lo contundente-, en contra posición con  la realización del majestuoso Rockefeller Center y las vergonzosas intimidades del Radio City, lo que se entendería como el Manhattan adulto, que necesitó ser visto por ojos europeos antes de reafirmarse a sí mismo; o los rascacielos, entendidos como una elaboración vertical del parque de diversiones. Y a pesar de quedar muchas piezas fundamentales por mencionar, creo que la más relevante es la confrontación entre Le Corbusier y Dali, haciendo un contraste del manhattanismo con las presentes vanguardias europeas (haciendo mención al proyecto del arquitecto sueco, el bloque de la ONU, que en origen se concibe como un elemento anti-Manhattan, pero la presión de la isla es tal, que acaba absorbiéndolo y convirtiéndolo en un archipiélago más de la isla).
Es un libro con un objetivo contradictorio: el sentido de que la metrópolis es como un organismo atrayente y atractivo, del que no hay escapatoria, “cuya existencia, como la de la Naturaleza que él mismo ha reemplazado, se ha dado por hecho, se ha vuelto invisible, y es por ello indescriptible”. Curiosamente, este libro lleno de pequeñas y grandes anécdotas, me ha sorprendido por su grandiosidad, por la cantidad de variables que maneja a nivel humano y arquitectónico, y por cómo logra atraerte en determinados puntos y alejarte en otros. Es, además, un libro de gran ayuda a la hora de proyectar, dado que inspira a todos los niveles, haciéndonos pensar en lo bueno y lo malo de la forma de vida actual y pasada,  en la forma de intervenir en la naturaleza y en lo creado por el hombre de cada uno de las posibles personas que puedan vivirlo. Hace sentirse parte de un todo, y para aquellos que conozcan la ciudad que nunca duerme, reconocerán en el escrito algunos de los rincones de la misma y comprenderán del todo su magnificencia.


Un libro ineludible para arquitectos y urbanistas, apasionante para los amantes de Nueva York y revelador para quienes nos atormenta esta inabarcable “piedra Roseta del siglo XX”.

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